"¿por que existe la vida... si luego acabamos muriendo?" eso es lo último que pensé antes de morir y despedirme con una sonrisa. Ahora estoy envuelto en una inmensa oscuridad, siento frío, me siento triste por haber acabado mi existencia sin poder haberme despedido de nadie. Algo se acerca volando hasta presentarse delante de mí, es un hombre con zapatos alados al igual que su casco, mis amigos me hablaron de él, el dios Mercurio, Hermes según los griegos, es el dios que protege a los caminantes, de los diversos peligros, y acompaña hasta llegar a la barca. Después de un alarde de andar, llegamos hasta la orilla de una laguna Estigia, Hermes saca de un morral dos monedas de oro, y se despide con la mano mientras dice “para el pago”. Cuando ya no se divisa al dios Hermes, en horizonte de la laguna aparece una góndola, un tanto deteriorada, tripulada por un cadáver, Caronte el barquero, al llegar enfrente mío este me mira y estira su mano huesuda, con la palma hacia arriba, mientras con la otra sujeta el remo de la barca, le doy las dos monedas de oro que Hermes me dio, a eso se refería con lo de pago, me subo a la barca y en un rincón me encojo de piernas con la mirada perdida en lo mas profundo de mi pensamiento, no todos los días viajo al Averno, mis pensamientos son interrumpidos por gritos de tortura que rebotan por las paredes de la caverna en la que nos adentramos, en el agua se distinguen caras de fallecidos que, por su avaricia, se quedaron sin el pago para Caronte. Al tomar tierra, Caronte me obliga a bajar y seguir adelante, sigo adelante donde me esperan tres jueces que evaluaran mis buenos y malos actos sobre la vida terrenal. Después de escuchar sus voces, con cambios repentinos de voz, soy guiado a los Campos Elíseos, donde solo proceden los héroes y las almas buenas, pero antes de dejarme solo, me hacen beber de las aguas del Leteo, las que me harán olvidarme de la vida terrenal y de todos mis amigos y familiares, y antes de ello me vuelve la imagen a la cabeza, cuando antes de cerrar los ojos para siempre veo el rostro de la chica mas guapa de todo el mundo, de la chica con la que he pasado toda la vida. Ahora si… ahora puedo beber esa agua que me volverá a darme una nueva vida, una nueva identidad en esos Campos Elíseos.
